Hace tiempo tuvimos la oportunidad de visitar Heidelberg, una ciudad que me tenía intrigado desde hace tiempo. Y la verdad, no me decepcionó para nada. Esta joya del suroeste alemán tiene todo lo que uno busca: historia, cultura y ese encanto especial que te hace querer quedarte «solo un día más».
El encanto de pasear sin rumbo
No hay mejor manera de conocer Heidelberg que perderse por sus calles. Y cuando digo perderse, lo digo literalmente. Olvídate del Google Maps por un rato y déjate llevar por esos callejones medievales que parecen sacados de un cuento. Te vas a encontrar con plazas escondidas, cafeterías con terraza y tiendas locales que no aparecen en ninguna guía turística.
El castillo que lo cambió todo
El Castillo de Heidelberg es LA estrella de la ciudad, y con razón. Este gigante de piedra roja domina el paisaje desde el siglo XIII, y aunque está parcialmente en ruinas, tiene más encanto que muchos castillos «perfectamente conservados». La vista desde arriba es espectacular, especialmente al atardecer cuando el sol se refleja en el río Neckar.Tip de oro: Si querés sacar las mejores fotos del castillo, cruzá el río y caminá por el Philosophenweg (Camino de los Filósofos). La vista desde ahí es increíble y menos turística.
Bacharach: La excursión perfecta
A solo 120 km de Heidelberg está Bacharach, un pueblo medieval que parece congelado en el tiempo. Si tenés un día libre, no lo dudes. Este pueblo es Patrimonio de la UNESCO y cuando lo veas entenderás por qué. Calles empedradas, casas con entramado de madera y viñedos por todos lados.
Consejos Prácticos
¿Cuándo ir?
La mejor época es primavera u otoño. En verano hay demasiados turistas y en invierno puede hacer bastante frío. Además, en estas temporadas intermedias la ciudad organiza un montón de eventos culturales.
¿Dónde dormir?
Hay opciones para todos los bolsillos, desde hostels hasta hoteles de lujo. Mi recomendación es buscar algo en el casco antiguo (Altstadt). Sí, puede ser un poco más caro, pero vale la pena por la ubicación.
¿Qué comer?
La comida alemana tradicional es la estrella aquí, pero también hay muy buenos restaurantes internacionales. No te vayas sin probar el Studentenkuss, un chocolate típico de Heidelberg que tiene una historia bastante curiosa.Si estás planeando un viaje por Alemania y dudás si incluir Heidelberg en tu itinerario, mi consejo es simple: ponela en tu lista. Es una de esas ciudades que te sorprenden gratamente y te dejan con ganas de volver.
